Thanks to Eduardo Wallentin,
here is his father, Roberto Wallentin's translation from the
Hungarian into Spanish, first published here
by kind permission of Eduardo Wallentin.
Traducción al español del articulo que apareció
el 18 de junio de 1876 en el periodico "Hungria y el Mundo"
por el Dr Szender Ede, quien acompañó el ejercito
Franco-Belga en 1865 bajo el mando del General Bazaine y vivió
en México por 10 años. Publicado aquí con
el amable permiso de Eduardo Wallentin.
Hungria
y el Mundo,
18 de junio de 1876
LA
MUERTE
DEL EMPERADOR MAXIMILIANO
POR
DR. SZENDER EDE
Con motivo de su noveno aniversario:
Un testigo lo describe y comenta que presenció la ejecución.
"Maximiliano debió
morir en México y allí murió "
- Zorrilla: Drama del
Alma
|
Cada 19 de Junio, para mí,
siempre me trae a la memoria un catastrófico momento,
y me provoca un estado anímico depresivo (como Byron describe
en " Manfredo": Hay sombras que nunca desvanecen y
recuerdos que nunca se borran"). Uno se rebela aceptar que
hace 9 años mi Emperador muere abandonado por todos y
no hay más que una sola persona yo
que cubra sus restos con una sabana y lo deposite en su ataúd.
Hay muy poca literatura sobre la historia verídica de
Maximiliano, y ninguno de su fusilamiento (sobre todo en Europa),
ya que los 4 únicos testigos presenciales No Mexicanos
(dos diplomáticos de Prusia, un comerciante, (Carlos Stefan)
y un medico húngaro (yo) hasta ahora no lo publicaron.
Vamos pues al grano:
La aventura de un Imperio en México encabezado por Maximiliano,
perdió toda posibilidad
de éxito desde el
momento que se ordenó el retiro de las tropas Francesas
y se suspendió el apoyo económico, anunciado de
Orizaba en Noviembre de 1866. Allí proclama y afirma Maximiliano
que no renuncia a la corona y con el apoyo del Partido Conservador
y Clerical.
Seguirá la lucha armada. Efectivamente lucho cuatro meses
más, hasta que el 15 de Mayo, (debido a una traición
de Miguel Lopez) su ejercito perdió la defensa de Querétaro
y cayó como prisionero junto con los Generales Miramon
y Mejía.
Todo México se preguntaba cual será el destino
de los prisioneros, ya que gozaban sobre
todo Maximilianode simpatizadores, no solo del Partido
Conservador sino de varios Liberales. La decisión dependía
del Gobierno Republicano. Estos decidieron aprovechar el triunfo
del ejercito constitucional y votaron que deben enjuiciar a los
prisioneros bajo la ley vigente, (promulgada el 25 de enero de
1862) y ser juzgado por una Corte Marcial.
De acuerdo con esa Ley todo ciudadano Mexicano (incluyendo el
Presidente) así como los extranjeros, que se levanten
en armas contra el Gobierno deben ser condenados a muerte.
En esta época yo vivía en San Luís Potosí
y practicaba la medicina privada. El Gobierno Republicano tenia
su sede provisional en esa Ciudad.
La ciudadanía estaba nerviosa en espera de la decisión
del tribunal sobre la suerte de los prisioneros, pero la opinión
en general era, que solamente un indulto Presidencial podría
evitar su muerte. Los defensores del Emperador, Mariano Palacios
y Rafael Martínez de la Torre, así como el Barón
Magnus consejero de Prusia acudieron a San Luís Potosí,
junto con la Princesa Salm y las esposas de los Generales Miramon
y Mejia para pedir clemencia, de Benito Juárez o del vicepresidente
Sebastian Lerdo de Tejada, quienes les dijeron que la decisión
esta en manos del tribunal con sede en Querétaro, y del
jefe militar de la Plaza que era el Gral. Mariano Escobedo.
El 16 de Junio en la noche un enviado del Barón Magnus
me busco en mi casa pidiendo que lo acompañe urgentemente
a su hotel en donde después de saludarme me dijo: "
Lo que esperábamos, desgraciadamente ya sucedió,
el Tribunal Militar condeno a los prisioneros a muerte. Escobedo
ya firmo el veredicto y el Presidente Juárez lo ratifico.
(Diciendo que hay que respetar la ley). Yo lo único que
pude conseguir es que se posponga la ejecución dos días.
Esto nos da tiempo para cumplir los últimos deseos del
Emperador y preparar su embalsamamiento y enviar su cuerpo a
Europa. Acepta Ud. el encargo? Mi contestación
era: Desde Luego.
Era domingo y de inmediato encargue
mis pacientes a un colega y pedí a varios farmacéuticos
ayuda para recabar medicamentos e instrumental que tenia que
llevarme para el embalsamiento y empacarlos adecuadamente para
transportarlos en la diligencia en la que íbamos a trasladarnos
a Querétaro, ya que sospechaba que debido al largo sitio
de la Ciudad, no iba a encontrar ninguna ayuda medica. Al tomar
la diligencia en la casa del Cónsul de Alemania Oriental
(H.J. Bahnsen) en San Luís Potosí nos encontramos
con la Princesa Salm, que venia procedente de Querétaro
para tratar de obtener el indulto de los miembros del tribunal.
Eran: 2 Tenientes Coroneles, 4 Capitanes y de 2 soldados (como
escribanos). El presidente era el Coronel Platon Sánchez
(a quien por cierto lo mataron en 1868 sus propios so1dados.
A este asesinato lo consideraban "los mochos" como
testigo de Dios). De Juárez o de Lerdo de Tejada. Los
4 ocupantes de la diligencia ( Barón Magnus, Consul Bahnse,
Carlos Estefan y yo y los custodies) abordamos a la diligencia
bien armados, previniendo asaltos en el camino. El viaje que
duró aproximadamente 36 horas sin mayor incidente. En
Dolores Hidalgo nos cruzamos con la esposa del Gral. Miramon
quien iba a San Luís Potosí a acompañar
a la Princesa Salm por instrucciones de su propio esposo, quien,
a pesar de que sabia de antemano la negación del indulto,
no quería que sus familiares estén presenciando
la ejecución.
Llegamos a Querétaro el 18 de Junio a las 10 de la mañana.
En la comida me informo el Barón Magnus, que el Emperador
Maximiliano desea hablar conmigo para lo cual debo ver inmediatamente
a1 Gral. Escobedo.
Antes de recibirme en audiencia, el Gral. Escobedo, tuve que
esperar a que despidiera a un grupo de damas vestidas de negro
(entre ellas la esposa del Gral. Mejía) quienes fueron
a verlo pidiendo indulgencia para los prisioneros.
Escobedo, a quien yo ya conocía, me recibió en
forma altanera y casi teatralmente. (Me daba la impresión
que en su fuero interior le molestaba haber suscrito la sentencia
de muerte) y autorizó mi visita a1 Emperador.
Me trasladé a1 claustro de los Capuchinos, lleno de soldados
que cuidaban a los prisioneros. Al subir al primer piso me tropecé
con el Dr. Basch, mi amigo y colega.
Me presentaron con el Emperador quien después de hacerme
varias preguntas me dijo:
"Quiero que nos considere Ud. como personas ya muertas;
desde antes de ayer nos informaron que nos van a ejecutar ese
mismo día a las 3 de tarde y que estemos preparados para
nuestra última caminata. Nosotros, ya nos habíamos
despedido de la vida, cuando nos informaron el aplazamiento por
48 horas. Esto no nos gustó porque como se dice en español,
al mal paso hay que darle prisa".
Yo le conteste que hay alguna esperanza porque el aplazamiento
sin aparente razón podría ser señal de una
reconsideración de la ejecución.
A lo que el contestó:
"A nosotros ya no nos interesa la vida, lo único
que deseo es que mi muerte sirva paa la nación y de una
vez gane la paz y el entendimiento entre los mexicanos".
Me dió la mano y me agradeció que le haya visitado
en la prisión. En este momento entro a la habitación
el Lic. Vázquez (uno de los defensores en el juicio a
Maximiliano) con muchos documentos en la mano.
Describir mi estado de animo durante y después de la entrevista
no tengo palabras. Yo no había visto al Emperador hacia
casi dos año; en agosto de 1865 lo vi en la recepción
y comida que se dio con motivo del cumpleaños del Rey
y Emperador Francisco José. Ahora lo vi bastante más
delgado lo que es natural porque Maximiliano durante su estadía
en México sufrió muchas enfermedades y soportar
dos meses del sitio de Querétaro, más un mes de
prisión, no es cualquier cosa. Estaba vestido de civil
su comportamiento fue digno y calmado y daba la impresión
que estaba conciente de lo que le esperaba.
El resto del día lo dedique a preparar lo necesario para
el embalsamamiento y conseguir clorhidrato de zinc así
como de parte del Dr. Reyes (médico y amigo del Gral Miramon)
el féretro, para el cuerpo del Emperador y, de la dueña
del hostal, la Sra. C. Rubio, una sabana y varios paliacates.
Esa noche me acosté temprano ya que no había dormido
desde hace dos días pero a media noche dos policías
me llevaron a la comisaría para que me identificara y
explicara mi presencia en Querétaro. Fuera del susto y
la perdida de un par de horas de sueño no paso nada. Al
haberles enseñado la autorización del Gral Mariano
Escobedo me soltaron. Al regresar al Hostal ya me estaban esperando
el Baron Magnus y los otros dos compañeros de viaje para
trasladarnos al Cerro de las Campanas. En la calle había
muy poca gente. Siendo Querétaro una ciudad muy católica
la mayoría de la gente sobre todo las mujeres estaban
reunidas en las iglesias, pidiendo que el Todopoderoso reciba
el alma de Emperador. (La ceremonia-misa sigue siendo muy común
en México.)
En el Cerro de las Campanas, un agrupamiento militar formo el
cuadro de ejecución, dejando un lado abierto. por ese
lado llegaron los tres carruajes. Del primero bajo el Emperador
Maximiliano acompañado de dos sacerdotes, del segundo
Miramon y del tercero Mejía. El Emperador Maximiliano
con saco negro, pantalón y chaleco del mismo color con
la cabeza en alto saludo a la gente en su alrededor. Yo estuve
a un par de pasos del lugar de la ejecución y mis tres
compañeros de viaje se colocaron en la parte lateral de
cerro.
Maximiliano dirigiéndose a los Generales les dijo: Vamonos
Señores.
Entraron a1 cuadro que formaban los soldados y el Emperador se
acerco a sus dos compañeros de prisión dándoles
un abrazo así como a los dos sacerdotes, después
se dirigió a los soldados escogidos para la ejecución
y les entrego una moneda de oro de 20 y dirigiéndose a
todos con voz firme dijo:
"Voy a morir por una causa justa, la de la independencia
y libertad de México. Deseo que mi sangre sea la última
que se derrame en este desgraciado pais. Muero inocente y perdono
a todos".
Después de el hablo Miramon
con valentia y vehemencia dijo:
"Espero que la historia reconozca que no soy traidor de
la patria y me quiten este baldón para que mis hijos no
carguen con él".
Acto seguido, fueron llevados al paredón los tres prisioneros
y Maximiliano pidió al Gral Miramon que ocupara el centro
y Mejía la derecha y èl a la izquierda. Luego separo
su barba, descubrió el pecho. En este momento el encargado
de dirigir la ejecución bajo su espada y el Emperador
Maximiliano cayeron al suelo al mismo tiempo que Miramon y Mejía
los tres gigantes del Imperialismo Mexicano el Emperador Maximiliano
no murió inmediatamente y según dicen pronuncio
unas palabras (hombre hombre).
Por eso el oficial le dio tres tiros de gracia.
NOTA. MAS QUE TU
HONOR QUEDE ENTERO PUES QUISO HACERSE PRIMMERO CONONADO Y MATADO
QUE ENTRAR COMO AVENTURERO, SIN CORONA A MIRAMAR. ZORRILLA
De la colección
de versos de Maximiliano
ICH Muchte nicht in
Thal verderben
Dem LETZTEN BLICK BEENGT VON ZWANG
AUF EINEM BERGE MOCHT ICH STERBEN BEI GONDEN KSONNEIN UNTERGANG
NO QUISIERA MORIR EN
UN VALLE PARPADEANDO POR OBLIGACION, SINO EN UNA MONTAÑA
AL OCASO DEL SOL DORADO.
LAS PALABRAS DE MIRAMON
SEGÚN LA VERSION OFICIAL.
"AQUÍ ( ESTOY ) PRONTO A PERDER LA VIDA Y CUANDO
VAYA COMPARECER DELANTE DE DIOS, PROTESTO CONTRA LA MANCHA DE
TRAIDOR QUE SE HA QUERIDO ARROJARME PARA CUBRIR MI SACRIFICIO.
MUERO INOCENTE DE ESTE CRIMEN, Y PERDONO A SUS AUTORES, ESPERANDO
QUE DIOS ME PERDONE, Y QUE MIS COMPATRIOTAS APARTEN TAN FEA MANCHA
DE MIS HIJOS, HACIENDOME JUSTICIO ¡VIVA MEXICO!"
Con mis ayudantes, me acerque al lugar donde yacía muerto,
el Emperador, cubrí su cuerpo con la sábana y lo
depositamos con la ayuda de los soldados en el féretro.
Durante la maniobra se acercaron las tropas y oficiales mojando
sus pañuelos en la sangre que todavía estaba fresca
en el suelo y en la sábana; varias mujeres gritando y
protestando corrieron de un lado para otro, hasta que la policía
los expulso del lugar.
De repente se me acerco el Gral. Díaz de León preguntándome
si era yo algún pariente de Maximiliano y después
de la explicación de mi presencia el Coronel Miguel Palacios
me dijo que por ordenes estrictas del Gral. Escobedo el cuerpo
del Emperador Maximiliano será custodiado por el ejército
y llevado a1 Claustro de los Capuchinos en la ciudad.
Yo me regresé a Querétaro a pie, en donde junto
con el Baron Magnus decidimos ver a1 Gral. Escobedo, quien estaba
pasando revista a la tropa que llegaba de la ejecución.
Seguía estando en la misma actitud de ayer: Parecía
a Napoleón después de la batalla de Wagram. Nos
manifestó que el Presidente de la República giro
sus ordenes (y el actuó en consecuencia) de que el cuerpo
de Maximiliano se le practicara la autopsia y después
su embalsamiento, por los Doctores Rivadeneyra y Licea, pero
no tenía ningún inconveniente que yo me una a ellos
en su trabajo.
Me trasladé inmediatamente a1 convento de los Capuchinos,
en donde yacia el cuerpo de Maximiliano y donde ya terminaron
los médicos Militares antes mencionados junto, con el
Dr. Basch los preparativos para el procedimiento quirúrgico.
El Dr. Basch, debido a que padecía disentería,
no se sentía bien y Rivadeneyra no manifestó ganas
de intervenir; Así es que, entre el Dr. Licea y yo y con
ayudante el Dr. Rivera empezamos el procedimiento quirúrgico.
En el cadáver se encontraron 6 heridas penetrantes por
bala. dos en la region cardiaca, el tercero a la izquierda del
esternon, dos más en la región hepática
y el sexto debajo de la región umbilical. En la espalda
solamente encontramos cinco heridas de bala por lo que suponíamos
que la bala todavía estaba alojada en el cuerpo. Al abrir
el tórax efectivamente se encontró una bala incrustada
en la columna vertebral.
Yo quería extraer y conservar esa bala (como recuerdo)
pero los colegas mexicanos no me lo permitieron (seguramente
ellos querían quedarse con el recuerdo). Para medio día
ya estábamos listos para la conservación de las
viceras.
Mientras nosotros trabajábamos un oficial y su ayudante
llegaron con órdenes del Gral. Escobedo de llevarse la
ropa que llevaba en la mañana el Emperador. De nada sirvieron
mi suplica que me dejaran mis propiedades (la sábana y
los paliacates) se llevaron todo y asi, yo me quede sin recuerdos
físicos del fusilamiento.
En la tarde nos entregaron las soluciones que teníamos
que inyectar en las venas y más tarde las que son para
las viceras.
El día siguiente, al presentarme a terminar nuestro trabajo,
el Dr. Rivadeneyra me informo, que recibieron instrucciones telegráficas
de Lerdo de Tejada que, a pesar que no esta prohibido la presencia
de personas de nacionalidad extranjera en el embalsamamiento,
tanto la terminación como el traslado y el envío
del cadáver debe ser hecho por mexicanos y por cuenta
del Gobierno de México.
En vista de lo anterior y debido a que el Dr. Basch seguía
enfermo yo nada más me dedique a supervisar el procedimiento.
En cuanto se presento Basch me despedí y me regrese a
mi casa en San Luís Potosí.
Como comentario: Durante mi labor en el embalsamiento, y después
también, hubo mucha gente que me pidio, si podía
conseguir los objetos personales del difunto. Que yo sepa, Maximiliano
durante su cautiverio en Querétaro, todo lo que tenia
personal, lo mando por interpositas personas a diferentes miembros
de su familia. Lo único que quedo en su habitación
era la cama de "fierro' donde dormía. El Dr. Rivadeneyra
le aseguró al Dr. Basch que el Emperador se lo había
regalado y por eso el Dr. autorizó de buena fe la "
donación" a el. Por otro lado el Dr. Licea (y esto
inclusive lo comentó la Prensa Mexicana ) hizo un verdadero
negocio con objetos que según eleran de Maximiliano. Yo me quede con
algunos mechones del cabello de Maximiliano y gran parte de ellos
se lo regale a mis amigos en San Luís Potosí.
Han pasado 9 años desde este trágico episodio de
la historia mundial, y ya es hora de juzgar este acontecimiento
desde el punto de vista político, sobre todo Mexicano.
No cabe duda que se trata de un asesinato político, la
pregunta es si cumplió o no su objetivo. Era necesario
el asesinato?
(Hay que aclarar; no es mi deseo de juzgar y comentar sobre las
13 acusaciones del juicio, porque 100% son de tipo político
mexicano).
De que la muerte de Maximiliano
era necesario para garantizar el futuro de México, ningún
mexicano lo creía, ya que sabían, que si el regresaba
a Europa nunca más se hubiera inmiscuido con problemas
de México. Suponiendo que Maximiliano hubiera regresado
a Europa, lo hubieran considerado como un " Emperador aventurero
y fracasado" por querer conservar su inmerecida corona y
condenado a vivir con su desquiciada esposa y vivir enterrado
en vida, en su castillo de Miramar.
En cambio con su muerte en el Cerro de las Campanas, un Habsburgo,
que aunque fracasó en su intento, murió luchando
por su causa.
Maximiliano, realmente tomó en serio la defensa de su
corona después que lo abandonaron en su " aventura
tanto Napoleón Tercero y como su propia familia".
Diciendo: (Como el dicho Francés) " Tengo -firme
la corona pegada a mi cabeza y tendrán que decapitarme
con ella puesta, quienes me la quieran quitar".
EL ESTADO SOY YO "L'ETAT
C'EST MOI"
Cometieron algún error
político los que organizaron los acontecimientos sangrientos
en Querétaro? No.
México tenía que demostrar que es fuerte y valiente
y que no tiene temor ante las amenzas conquistadoras de los Europeos
quienes no deben imponer su voluntad ni en la conducta ni en
el destino del país. Como lo afirma el historiador y biografo
del Presidente Benito Juárez G. Baz: "El indulto
generoso hubiera significado mas bien miedo ante la intromisión
de una persona no mexicana, sin ningún nexo sanguineo
o histórico con México, e impuesto por la voluntad
de la realeza europea. Eso nunca!!!
El envío del cadaver de Maximiliano, por México
a su país de orígen, es una advertencia para todas
las naciones (sobre todo de Europa), dando a entender
que ningún gobierno de este continente tiene derecho a
inmiscuirse en México. Al mismo tiempo demuestra solidaridad
de alguna manera con la Doctrina Monroe y gana la simpatía
de los vecinos del norte.
Durante la estadía de Maximiliano en México,
había "estado de guerra" ("Ley / Marcial
Draconiana") por lo que se cumplió la ley.
Nota de tomar en cuenta: Los Habsburgos en 1848-9 durante la
"Guerra de Independencia" de Hungria ahorcaron
a las cabecillas de la revuelta.
Que se dice hoy en México?
Respetan la memoria de Maximiliano. Sigue el Gobierno encabezado
por Benito Juárez con el Pleno apoyo del Partido Liberal;
la prensa trata de no mencionar los acontecimientos de Querétaro;
la Prensa independiente (no solo la clerical) no afirman que
Maximiliano era injusto ni que no tuvo en su mente el bien de
México. El autor no da validez al argumento, de que si
no hubieran condenado a muerte a Maximiliano, hubieran tenido
que dejar libre a Miramon y Mejía dejando la posibilidad
de una nueva asonada no le recriminan actos injustos o crueles
y creen que creía en la Independencia de México:
De los que sí acusan todos, que llegó a México
con el apoyo de una nación extranjera europea: la de Francia.
Cada 19 de junio mucha gente va las iglesias a rezar por
su eterno descanso.
En el sitio de su muerte y siempre hay una cruz y si esta se
rompe, siempre hay quien la reponga.
El Cerro de la Campana se considera como un lugar histórico.
"In maguis et voluisse
sat est".
Dr. Szenger Ede.
Tradutor: Roberto Wallentin.
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