C. M. MAYO
Autora de
Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana,
etc.

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Reseña de libro por C.M. Mayo



FELIX A. SOMMERFELD, MAESTRO DE ESPIAS EN MEXICO, 1908-1914
por Heribert von Feilitzsch
Planeta, 2016

Originalmente publicada en
Literal, octubre de 2016


Mahatma Gandhi fue quien dijo, "un pequeño cuerpo de espíritus con gran determinación, propulsados por una inquebrante fé en su misión, puede alterar el curso de la historia". Al igual que Gandhi, Francisco I. Madero se vió profundamente influenciado por la escritura hindú sagrada conocida como el Bhagavad-Gita y su preocupación con la metafísica de la fé y del deber. Y al igual que Gandhi, Madero alteró el curso de la historia de su país. A partir de 1908, con su llamado al sufragio efectivo y la no reelección, hasta su asesinato en 1913, Madero recibió la ayuda no de todos, ciertamente, pero si de muchos millones de mexicanos de todas las clases sociales y regiones de la república. Pero es un hecho que, durante la Revolución de 1910, al momento de su exitosa campaña para la presidencia, y durante el transcurso de su administración, uno de los miembros de este "pequeño cuerpo de espíritus de gran determinación" más cercanos a Madero no era un mexicano. Se llamó Félix A. Sommerfeld y era un agente de la inteligencia alemana.

Debemos agradecer al distinguido historiador de México, Friedrich Katz, autor de La guerra secreta en México, entre otras obras, por alumbrar, al menos de manera tenue, a la figura de Félix Sommerfeld. Otros historiadores de la Revolución mexicana han mencionado al misterioso Sommerfeld, notablemente Charles H. Harris III y Louis R. Sadler en The Secret War in El Paso, publicado en 2009. Pero es Heribert von Feilitzsch, gracias a su extenso trabajo detectivesco de investigación en archivos de Alemania, México y Washington, que ha contribuido más a nuestra comprehensión, aunque aún incompleta, de quién era Sommerfeld; su relación con Madero; y su vital papel en la Revolución Mexicana.

Von Feiltzsch nos relata en su obra:
"Ningún otro extranjero ejerció mayor influencia ni amasó más poder en la revolución mexicana. Como jefe de la policia secreta, Sommerfeld propició el desarrollo y la dirección del servicio secreto Mexicano. Bajo sus auspicios, operó la mayor organización de inteligencia extranjera que alguna vez operara en territorio estadounidense y se convirtió en un arma que aterrirzó y diezmó a los enemigos de Madero..."
Aunque Sommerfeld no podía prevenir el golpe del estado del General Victoriano Huerta contra Madero, y su advertencia a Madero para poder escaparse le llegó demasiado tarde, Sommerfeld se escapó del capital. Para continuar en las palabras de von Feilitzsch:
"Sommerfeld se convirtió en la pieza central en la cadena de suministros revolucionarios. Su organización a lo largo de la frontera contrabandeaba armas y municiones para las tropas en cantidades que nunca hubieran sido consideradas posibles, mientras que sus contactos con las más altas autoridades del gobierno en Alemania y Estados Unidos cortaban créditos y suministros a Huerta".
Von Feilitzsch revela que Sommerfeld le reportaba no sólo al embajador alemán en la Ciudad de México, Paul von Hintze, sino que también, a partir de 1911 y hasta 1914, a Sherburne G. Hopkins, abogado y cabildero par excellence en Washington. Hopkins había sido traído a bordo a la causa de Madero por su hermano y mano derecha, Gustavo. Para citar a von Feilitzsch otra vez:
"Como abogado y cabildero para el industrial Charles Ranlett Flint y el magnate petrolero Henry Clay Pierce, Hopkins le facilitó a Sommerfeld las llaves para relacionarse con empresarios estadounidenses que aspiraban acercarse a las administraciones de Madero, Carranza, y Villa."
Sommerfeld operaba al más alto nivel de la sofisticación.Y quizá la muestra más revelador es algo asombrosamente simple: una fotografía tomada en El Paso, Texas durante la Revolución, la que aparece en la portada del libro de von Feilitzsch.

Con un saco de color claro y una corbata obscura, Sommerfeld se ubica pegado al codo de Madero, protegiéndolo. Al otro lado de Madero se arrejuntan los periodistas Chris Haggerty y Allie Martin, como si estuvieran apantallados por el glamoroso revolucionario. Haggerty palpa el borde de su sombrero, círculo blanco, como si recién lo hubiera deslizado de su cabeza. Pero al otro lado de Madero, Sommerfeld, sin sombrero, con cara chamagoza, con los ojos que perecen los de un águila, observa el entorno, con mirada de un agente del servicio secreto. Es una fotografía icónica; los que estudian la revolución mexicana sin duda la habrán visto.

No obstante, lo relevador es lo siguiente: en el archivo que tiene la fotografía original, la colección de Aultman en la biblioteca pública de El Paso, Sommerfeld, el hombre con la mirada de aguila, este hombre que aparece al lado de Madero por aquí y por allá en otras fotografías icónicas del periodo, inclusive en aquella de los invitados a la cena del priopio Madero con su familia para celebrar la batalla de Juárez, no es identificado por nombre. Por lo menos, no había sido identificado cuando von Feilitzsch escribió su libro. En fin, durante la Revolución, y por más de un siglo, Félix Sommerfeld se mantuvo oculto en plena vista. In Plain Sight: Ése es el título de la versión original en inglés del libro de von Feilitzsch.


¿UNA CONEXIÓN ESOTÉRICA?

No encuentro palabras para agradecer suficientemente el haber encontrado In Plain Sight cuando lo hice, y sin duda creo que cualquier estudioso de la Revolución mexicana, después de leer este libro, diría lo mismo. La Revolución mexicana tiene millares de facetas, por supuesto, pero para mí, para mi propio trabajo, las preguntas claves eran: ¿quién era Francisco I. Madero? ¿Cómo, en la vorágine de la época, logró iniciar una revolución y ganar la presidencia? ¿Y, frente a la contra-ofensiva inevitable y feroz, cómo logró mantener la presidencia por el tiempo que lo hizo?

Mi obra, Odisea metafísica hacia la Revolución mexicana, fue inspirada por mi encuentro con el libro secreto de Madero, Manual espírita. Una mezcla de espiritismo kardeciano, filosofía hindú y varias filosofías esotéricas, Manual espírita se publicó en 1911 bajo su seudónimo "Bhima".

No importa tanto el contenido de Manual espírita, este delgado volumen con sus hojas amarillentas; el simple hecho de que Francisco I. Madero lo hubiera escrito— de hecho lo hizo en el año en que inició la Revolución y lo publicó siendo presidente electo en 1911—significa que su contenido debió haber sido de extrema importancia para él. Y por lo tanto, la escencia del Manual espírita nos ofrece una ventana excepcional por comprender profundamente de quién era Madero y cual su filosofía.

Pero no es mi intención aquí entrar en detalles sobre de mi libro acerca de Madero. Lo relevante es mencionar que, aparte de beneficiarme tanto de la información como de la visión del libro de von Feilitzsch, tomé la libertad de enviarle por correo electrónico una pregunta que siempre me inquietó: ¿Qué tipo de persona era este Sommerfeld? ¿Pudiera haber sido un espiritista? Resulta que había otro espía alemán muy cercano a Madero, un espiritista quién resulta haber sido una figura destacada el círculos esotéricos de la primera mitad del siglo veinte: Dr. Arnoldo Krumm-Heller.

Amablemente, Von Feilitzsch me permitió incluir su respuesta en mi libro. Dice:
Con respecto al espiritismo de Madero, Sommerfeld no sólo estaba enterado de todo. Estoy convencido de que simpatizaba con él. He exprimido la Tierra en busca de un libro que escribió Sommerfeld alrededor de 1918, probablemente con seudónimo. No puedo encontrarlo. Y ésta podría ser la única fuente posible para tener una vislumbre de las convicciones más profundas y la estructura emocional del hombre. Sommerfeld se acercó mucho a Madero justo en el momento exacto, cuando Madero habría estado bajo la mayor presión emocional. Madero odiaba la sangre y la violencia, y exactamente eso fue lo que provocó cuando estalló la Revolución. Hay documentos de que su círculo de íntimos estaba formado por Sommerfeld, Krumm-Heller, su esposa Sara y Gustavo (Sommerfeld era el guardaespaldas [de Sara] en la Ciudad de México, y la última dirección que tengo de él es ésta: "c/o Sara Madero, Mexico City". Esto fue en 1930). Al igual que Krumm-Heller y Madero, Sommerfeld no bebía alcohol ni apostaba ni fumaba. En esa época, y considerando el pasado de Sommerfeld como ingeniero minero en el "Wild West", es una coincidencia muy rara. En sus entrevistas con las autoridades norteamericanas, dijo que Madero era "el hombre más puro que he conocido en la vida. Cuando platicaba con él, me dejaba con la boca abierta: la fe infantil de este hombre en la humanidad". (Justicia 9-16-12). En su comparecencia ante el Comité de Fall, en 1912, testificó: "El presidente Madero es el mejor amigo que tengo en este mundo..." Senador Smith: "...¿Se interesó usted en él?" Sommerfeld: "Sí, nos volvimos amigos muy cercanos". Y así. Definitivamente, intuyo algo así como una conexión esotérica. Sommerfeld era muy reservado; rara vez dejaba que le tomaran fotografías, y ciertamente nunca le hablaba a nadie de sus creencias ni de su vida personal. Era una persona muy racional y, como tal, guardaba su distancia respecto a los otros y nunca describió su amistad con nadie más en términos tan emotivos como éstos. Mientras no pueda yo poner las manos en sus papeles personales o en su libro, éstas son sólo conjeturas, pero vale la pena hacérselas".

LUCES INESPERADOS

Sommerfeld sigue siendo en gran medida un misterio. Pero von Feilitzsch aporta muchas luces inesperadas. Por ejemplo, nos dice que Félix Sommerfeld nació el 28 de mayo de 1879 cerca de Schniedemühl, entonces parte de Prussia. Siendo propietaria de un molino de granos, su familia era relativamente rica. Como muchos alemanes de finales del siglo diecinueve, él tenía parientes, incluyendo hermanos, que emigraron a los Estados Unidos. Siendo un adolescente, Félix vivió con con ellos por una época en Nueva York. Se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos, recibió su entrenamiento en Kentucky y luego desertó y regresó a Alemania. Von Feilitzsch descubre que en los primeros años del siglo veinte, Félix Sommerfeld fue parte de la caballería prusiana en China durante el levantamento de los bóxers. Luego, surge como ingeniero de minas en Arizona y después en el norte de México—quizás para entonces ya reportando al cónsul alemán en Chihuahua. Viaja nuevamente a Alemania, para regresar psoteriormente a México como periodista, y de pronto surge como el encargado del servicio secreto del líder revolucionario, Francisco I. Madero.

Una más de tantas cosas que von Feilitzsch nos revela acerca de Félix Sommerfeld es el hecho de que era judío. No sabemos su final, pero es posible, que de haber llegado a sus sesentas, que haya fallecido en el Holocausto. O quizá sus habilidades como agente secreto le haya permitido desvanecerse a tiempo.

En el Bhagavad Gita, que sabemos que Francisco I. Madero leyó y releyó, escribiendo a lápiz en los márgenes notas copiosas, el Lord Krishna, encarnación de los poderes cósmicos, aconseja al guerrero Arjuna tener corazón para hacer su deber. Para Madero, esto significaba abandonar el materialismo y rodearse del referido "pequeño cuerpo de espiritús con gran determinación" que le ayudaría a alterar el curso de la historia de México. Para Madero, estos espiritus hubieran sido tanto descarnados como encarnados. En que medida el encargado de su servicio secreto compartía sus inclinaciones esotéricos permanece una pregunta abierta. No obstante, al revelar que, tanto durante y después de la vida de Madero, Felix Sommerfeld fue miembro indispensable de este "pequeño cuerpo", von Feilitzsch ha hecho una contribución a la historia de la Revolución mexicana tanto inquietante como sensacional.


C.M. Mayo es autora de Odisea metafísica hacia la Revolución mexicana: Francisco I. Madero y su libro secreto, Manual espírita (Literal Publishing, 2014), traducido del inglés por Agustín Cadena.